Postales de la Batalla de Florida
En la Batalla de Florida, dentro de la estrategia militar del Ejército Cruceño, ante la superioridad de las fuerzas realistas, tanto en armas como en organización y disciplina, el “Colorao” José Manuel Mercado tiende el señuelo al enemigo al ingresar al desfiladero de Florida. En efecto, en ese lugar, las tropas realistas comandadas por el Cnl. José Joaquín Blanco, son sorprendidas por Mercado y algunos de sus hombres quienes les disparan algunos tiros desde las laderas de la serranía e inmediatamente simulan una rápida retirada; ello, con propósito de mostrarle al enemigo debilidad y poca resistencia y de ese modo engañarlo y arrastrarlo hasta la emboscada preparada en el Río Seco o Florida. Los bravos guerreros patriotas tenían que compensar la enorme disparidad existente con las fuerzas realistas, haciendo uso de astucia y habilidad en su propio terreno.
Después del exitoso ardid del “Colorao” Mercado en el desfiladero de Florida, las tropas realistas comandadas por el Cnl. José Joaquín Blanco, al cruzar confiadas el ancho Río Seco, rumbo al sur, hacia las Provincias del Río de la Plata, son emboscados por las fuerzas patriotas del Ejército Cruceño que las estaban esperando. En la pintura se puede ver el sorpresivo ataque patriota que se realiza desde tres flancos: a la izquierda, en la barranca sur del ancho río, se encuentra el comandante de las fuerzas patriotas, el Cnl. Antonio Álvarez de Arenales, así como, también, en el mismo flanco, soldados de infantería y piezas de artillería de calibre uno y de a cuatro que abren fuego. En la playa del río, a la izquierda, irrumpiendo desde el oeste, el Escuadrón de la Caballería patriota comandada por el “Colorao” Mercado, compuesto mayormente por hábiles jinetes cordilleranos; así como a la derecha, desde el este, lo hace la infantería de Warnes conformada principalmente por el Batallón de “Pardos y Morenos” y, al centro, a causa del sorpresivo ataque, se ven desorientadas las tropas realistas con uniforme rojo, que en esta acción son considerablemente diezmadas y donde sólo atinan a buscar rápido refugio en el pueblo de Florida.
El cruceño combate tuvo como escenario al pueblo de Florida, la ex misión franciscana situada en el norte de la provincia Cordillera, a 120 km. al sur de la capital cruceña y que actualmente forma parte del Municipio de Cabezas. En este histórico lugar se consuma la más gloriosa victoria del Ejército cruceño en el proceso de la guerra de la Independencia (1810 – 1825). A la izquierda del cuadro se ve el ingreso al campo de batalla del “Colorao” Mercado, con chaqueta morada, así como, más al fondo, la feroz lucha cuerpo a cuerpo entre los combatientes, los patriotas con uniforme blanco como alamares rojos, y los realistas con azul y rojo; al centro se aprecia el Cnl. Ignacio Warnes, con chaqueta blanca y pechera verde, montado en su caballo ultimando con su espada al coronel realista José Joaquín Blanco con chaqueta roja. Al fondo, a la derecha, el Cnl. Arenales hace su ingreso a la lucha, sin embargo, éste, va a sufrir un grave accidente al caerse de su caballo. El árbol grande que se ve, en la misma dirección, es de murucuyá, el mismo que existe hasta el día de hoy e, en el que, según la tradición, fue colgado el cadáver del coronel realista Blanco. Esta resonante victoria patriota cruceña fue muy festejada en Buenos Aires ya que se detuvo el avance realista hacia las Provincias Unidas del Río de la Plata que se encontraban desguarnecidas en ese momento histórico. En honor a ella, en 1821, el gobierno argentino de José Gervasio Posadas denominó a la calle más céntrica de Buenos Aires con el nombre de Florida.
Un soldado de Infantería del Ejército cruceño de la guerra de la Independencia, combatiente de las célebres Batallas de Florida en Cordillera (1814), Santa Bárbara en Chiquitos (1815) y El Pari en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (1816). Estos uniformes patriotas eran confeccionados por las hábiles y sacrificadas costureras del barrio de La Pólvora, zona sudoeste del Chaco Viejo de la ciudad capital de Santa Cruz; estaban hechos de género de lienzo y como distintivo tenían alamares de color rojo cosidos en las mangas y en el cuello. El soldado cruceño, cubría su cabeza con un sombrero de saó y tenía como calzados un par de abarcas. Unas veces estaba dotado de una lanza de madera, y otras en un viejo y reacondicionado fusil de atacar; con todo, nunca le faltaba el cuchillo detrás del cinto.
Soldado de la Caballería del Ejército cruceño de la guerra de la Independencia, combatiente de las célebres Batallas de Florida en Cordillera (1814), Santa Bárbara en Chiquitos (1815) y El Pari en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (1816). Estos jinetes que formaban parte del Escuadrón de Caballería comandado por el Cnl. José Manuel Mercado, el “Colorao”, estaban protegidos por una suerte de armadura de cuero curtido. Es decir, en la parte superior del cuerpo, vestían un saco y pechera de cuero, así como, para la parte inferior, usaban unos cubre piernas, también de cuero, ajustados con tiras o trenzas del mismo material; y cuya dotación era, principalmente, la lanza de madera y a veces la espada. El soldado de Caballería, cubría su cabeza con un sombrero de cuero y tenía como calzados un par de abarcas. El caballo, además de la montura, contaba con una pechera y un guardamontes de cuero crudo colgado del ensillado. Estas piezas protectoras son indispensables, hasta el día de hoy, para transitar a caballo en los enmarañados bisques secos de Cordillera y Chiquitos.