Anecdotario

Columna de homenaje en Luján

La columna de homenaje al general Manuel Belgrano en la ciudad de Luján *

La columna conmemorativa del general Belgrano, emplazada hoy en el patio de ingreso al “Pabellón Belgrano” del Museo Enrique Udaondo, un Luján, fue erigida, en su versión original, por encargo municipal, en 1858, en el centro de la plaza de Luján, frente al Cabildo y a la vieja iglesia matriz. Era una columna encalada, puesta sobre un plinto ortogonal, con una altura de 14 metros. Por encima del capitel se colocó un busto del prócer, hecho de “barro cocido o mezcla de yeso y tierra hidráulica”, según reza el contrato con el alarife don Jaime Palet [1]. Adosadas al basamento, se colocaron placas de mármol con leyendas conmemorativas y patrióticas. La rodeaba una verja con cuatro faroles esquineros, a semejanza de lo que ocurría en Buenos Aires, con la Pirámide de Mayo. La columna lujanense fue el primer monumento levantado en memoria de Belgrano en el país, ya que su estatua ecuestre porteña (obra de Carrier-Belleuse y caballo por Santa Coloma) data de 1873 y su mausoleo, en el atrio de Santo Domingo, de 1903 (obra de Ettore Ximenes). Es, incluso, anterior a la estatua ecuestre porteña de San Martín, obra de L. Daumas, de 1862. Aunque veremos adelante que el carácter belgraniano podría no ser tan inmediato en el caso de Luján. Puede tenerse como el segundo monumento conmemorativo bonaerense, precedido solamente por la Pirámide de Mayo, de 1811. Tal vez, por analogía con el monumento porteño, se la suele llamar, también, “pirámide”. Es, además, la primera “columna” conmemorativa en un pueblo bonaerense (la Pirámide de los “Libres del Sud”, en Dolores, es un poco posterior). El “Manual de las Repúblicas del Plata” de los hermanos Mulhall, en su edición de 1876, la describe escuetamente: “La pirámide en la plaza lleva el busto del General Belgrano ” [2].

En el año 1918, al abrirse una calle en el centro de la plaza de Luján, se la demolió, para reconstruirla sobre un lado [3]. Durante los trabajos de demolición, se extrajo del interior del pedestal una caja con el siguiente contenido, según el Acta entonces labrada y que se conserva en el Archivo de documentos del Museo Udaondo [4]: “una caja de que mide veinticuatro centímetros de largo por trece de ancho y siete de alto, cuyo candado se encuentra abierto, observándose en un extremo de la caja la perforación de un proyectil que atraviesa el fondo. Abierta que fue, contenía treinta y seis monedas de diferentes metales …”. También se descubrió en el fondo de la caja, un papel “deteriorado debido a la humedad que ha penetrado, siendo imposible ver lo que ha habido escrito”. En el mismo acto, el Comisionado Municipal hizo constar que la caja y las monedas fueron colocadas en las vitrinas del Museo Histórico Colonial de la Provincia (hoy Complejo Udaondo), con asiento en el edificio del Cabildo; y que, una vez reconstruido el monumento belgraniano, aquellas piezas y el acta debían colocarse al pie de él. Es interesante una anotación de Enrique Udaondo al final del acta, haciendo notar que las piezas mencionadas fueron entregadas recién el 12 de octubre de 1923, es decir, cinco años después de su hallazgo; y, también, que de las nombradas 36 piezas, sólo entraron 31… [5]

El monumento reconstruido permaneció en un lateral de la plaza hasta 1932, coexistiendo con la estatua central actual, que data de 1930. Dada esta duplicación de monumentos en la misma plaza, Enrique Udaondo solicitó a la Municipalidad la primitiva columna, para emplazarla en el Museo. El pedido fue complacido en julio de 1931, con el visto bueno del vecindario y la prensa local (aunque recién se comunicó en enero de 1932), y la Municipalidad puso a disposición de Udaondo los peones y elementos necesarios para la demolición, traslado y reconstrucción, ya que el director del Museo, reiterando su munífica predisposición, iba a pagar los gastos del traslado [6]. Así llegó el monumento al Museo, para ser reinaugurado (junto con el Pabellón Belgrano), en 1948, aunque con dos sensibles modificaciones: se le disminuyó la altura al fuste y se reemplazó el busto original por uno de mármol de Carrara. Las placas de mármol son las originales, con excepción de la que se adosó al frente, cuyo lema es más belgraniano que antes [7]. Esto es interesante de señalar porque, en rigor, la placa original dedicaba el monumento, no a Belgrano, sino a la Revolución de Mayo [8], y ninguna de las otras placas aludía al creador de la Bandera Nacional, sino a la capilla [9], a la Jura de la Independencia [10] y a la piedra fundacional colocada por Valentín Alsina [11]. Vale decir que el monumento era belgraniano por el busto que lo coronaba y la consecuente percepción del observador, aunque ninguna leyenda epigráfica se remitiera al prócer. Tal vez la clave belgraniana del monumento esté dada por el parentesco del Comisionado Municipal Eulogio Zamudio (quien mandó erigir la Columna) con el militar Zamudio, que sirvió bajo órdenes de Belgrano, según lo insinúa un diario local en 1932 [12].

Si se comparan las dos columnas, la original resulta, con mucho, más esbelta, tanto que la actual, si se la exhibiera a la par, parecería casi enana, ya que difícilmente supere los dos metros. El basamento, con sus cornisas voladas, cimacio y placas parece el original. Las placas, como se dijo y a excepción de una de ellas, son las originales del primer monumento. Con respecto al busto del prócer en que remata el monumento, aparte del hecho de su nuevo material (mármol), no merece una consideración particular y no consta quien sea su autor. Se ha indicado, a mi juicio erróneamente, que el capitel pertenece al orden dórico, pero una lectura completa de la columna (capitel, fuste y base) la asocia a una composición del orden toscano. Lo mismo el pedestal, muy similar al de la Pirámide de Mayo y, por ende, de inspiración romana, conforme el gusto neoclásico de la época.

La columna fue declarada en la categoría de bien de interés histórico-artístico mediante Decreto P. E. N. Nº 513 de 2007, propiciado por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, por entonces presidida por el historiador y arquitecto Alberto S. J. de Paula.

  1. Cfr . Marta Ana Maggi, “Alegorías lujanenses: esculturas, monumentos, murales y testimonios conmemorativos”, Ed. P. A. Y. S., Luján, 1994.
  2. Cfr. M. G. y E. T. Mulhall, “Manual de las Repúblicas del Plata”, Buenos Aires, Imprenta del Standard, 1876, pág. 64.
  3. Cfr. Ibídem.
  4. En Museo de Luján, Archivo, Biblioteca: Acta del 17 de abril de 1918.
  5. Cfr. Acta del 17 de abril de 1918.
  6. En Museo de Luján, Archivo y Biblioteca: Nota del Sr. Comisionado Municipal de fecha 25 de enero de 1932, dando cuenta, tardíamente, del Decreto del 25 de julio de 1931.
  7. “Al esclarecido patriota e ilustre General don Manuel Belgrano dedica esta columna el pueblo de Luján”. Los textos epigráficos de las placas los transcribo del documento “Leyendas de las chapas de mármol de la columna del Gral. Belgrano”, Museo del Luján, Archivo y Biblioteca.
  8. “Al glorioso 25 de mayo de 1810 erigida por la Municipalidad de Luján el 11 de septiembre de 1858 siendo presidente de ella el Sr. D Eugenio Zamudio ”. Este texto en Marta Ana Maggi, ob. cit .
  9. “A la fundación de este santuario de Nuestra Señora de Luján en el año 1763 ” .
  10. “A la noble y unánime inspiración que juró la independencia el 9 de julio de 1816 ” .
  11. “Al 12 de agosto de 1852 en su aniversario de 1858, día en que se colocó la primera piedra fundamental siendo su padrino el Sr. Gobernador del Estado Dr. D. Valentín Alsina”.
  12. “Reconstrucción del antiguo monumento al Gral. Belgrano” en diario ? del 25 de marzo de 1932.

* Oscar Andrés De Masi, “La columna de homenaje al general Manuel Belgrano en la ciudad de Luján”, en Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, Boletín Informativo, 05/11, junio, Nº 5, año 2, pp.14-16.

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