En tanto la causa revolucionaria se extendía por la América del Sur, en Montevideo se concentraba uno de los puntos de resistencia realista. El cabildo de esa ciudad se había negado a reconocer a la junta de Buenos Aires, reprimiendo duramente y en especial en la campaña, a todo sospechoso de adhesión al gobierno de Buenos Aires. A pesar de ello, la campaña de la Banda Oriental se mostraba favorable para la causa patriota: La Junta de Buenos Aires intentó sumar a la Banda Oriental a la causa revolucionaria y comisionó ante las autoridades de la Banda Oriental al secretario Juan José Paso, quien expuso los fundamentos revolucionarios y la necesidad e importancia de unir esfuerzos para hacer frente al peligro de una eventual agresión portuguesa. Pero a pesar de haber desarrollado su misión con empeño, las gestiones fracasaron.
El Consejo de Regencia de Cádiz había nombrado Virrey del Río de la Plata a Francisco Javier de Elío, que regresó a Montevideo el 12 de enero de 1811, decidido a obligar a la Junta porteña a someterse a su autoridad. El rechazo fue inmediato y al mismo siguió la ruptura de hostilidades, cuando Elío declaró “rebelde y revolucionario al gobierno de Buenos Aires y traidores a los individuos que la componían”(1), así como a todos los que la sostenían. Calificaba a la revolución de mayo de “sedición formada por cuatro facciosos”, y organizó una expedición punitiva a fin de recuperar el territorio perdido. Simultáneamente, los pueblos de la campaña uruguaya, encabezados por caudillos locales, comenzaron a levantarse contra las autoridades realistas. El alzamiento se había, producido en realidad, por fuerzas combinadas de ambas márgenes del río Uruguay. Recordemos la carta de Belgrano a Cabañas del 15 de marzo de 1811, donde le decía: (2)
La opinión de los jefes y oficiales también le era favorable
“Mientras usted se prepara a atacarme, nuestros hermanos de la Capilla Nueva de Mercedes han sacudido el yugo de Montevideo; A ellos han seguido los del Arroyo de la China; Paysandú y hasta La Colonia”.
El 28 de febrero se había producido en la Banda Oriental el primer movimiento organizado por el pueblo para apoyar a la revolución, conocido históricamente como el “Grito de Asencio”. Un grupo de cien gauchos acaudillados por Venancio Benavidez y Pedro José Viera se reunieron en las proximidades del arroyo Asencio y proclamaron su decisión de luchar contra los realistas, tomando las poblaciones de Mercedes y Soriano. El movimiento así iniciado tendría en José Gervasio Artigas el gran caudillo conductor de la revolución en la Banda Oriental.
Los realistas protegidos por las fuerzas navales, se habían concentrado en Colonia y Montevideo. Entonces se improvisó la primera escuadrilla patriota de tres buques y treinta y tres cañones, a la vez que se organizó un ejercito sobre la base las fuerzas expedicionarias a las órdenes de Belgrano. El 2 de marzo de 1811 fue batida en San Nicolás la escuadra argentina y el 7 del mismo mes, la Junta ordenó a Belgrano acelerar la marcha, hasta ubicar el grueso de sus tropas en Arroyo de la China; y como general en jefe, con sus tropas y refuerzos, cruzar el río Uruguay para apoyar a los patriotas orientales. Al mismo tiempo, el gobierno porteño destacaba al comandante Martín Galain con un refuerzo de 441 hombres, y otra división de 425 al mando del coronel José Moldes, que se sumarían a las fuerzas de Belgrano en la Banda Oriental. Mientras esto sucedía, José Artigas, que había pasado a Buenos Aires, era nombrado teniente coronel de ejército, con cargo de segundo comandante de las fuerzas que organizara en la campana oriental; y José Rondeau, con grado de coronel, comandante de esa fuerza.
En el movimiento oriental pronto surgieron enfrentamientos entre algunos de sus cabecillas y, siguiendo órdenes de la Junta, Belgrano al llegar a la Villa de la Concepción del Uruguay el 9 de abril, con la primera división de su ejército, restableció el orden y aplacó las ambiciones personales.
La vanguardia de Galain, a las órdenes de Miguel Estanislao Soler, había ocupado Soriano y, con milicias del lugar, logró rechazar un desembarco realista. En tanto, las noticias favorables de Artigas, hicieron que Belgrano iniciara el transporte inmediato a la otra banda y lo nombró a Artigas segundo jefe del Ejército Auxiliar del Norte. Es también un recurso para imponer disciplina y favorecer la causa patriota en tanto lograba Belgrano pasar a la otra orilla.
Unidos Belgrano y Artigas lograron que la insurrección en el Uruguay fuera un éxito. Cuando Belgrano estableció su cuartel general en Mercedes, contaba con un ejército de tres mil hombres. Comisionó a su ayudante Manuel Artigas a sublevar el norte de la campana oriental, a José Artigas el centro para cercar gradualmente a Montevideo y despachó a Venancio Benavidez para dirigirse sobre Colonia y a la altura de Montevideo, unirse luego a las fuerzas de José Artigas.
La ocupación de Minas, Maldonado y Canelones; la rendición del pueblo de Colla a las fuerzas de Benavidez el 21 de abril y el 24 la de San José, fueron importantes victorias que afectaron seriamente a las autoridades de Montevideo.
En estas circunstancias en que Belgrano se venía desempeñando tan eficazmente tuvo lugar el proceso que se le siguió por su desempeño en la Campaña al Paraguay, a pesar de las quejas del ejército y las poblaciones orientales que en notas a la Junta mostraban su enojo. Los vecinos del pueblo de Mercedes decían a la Junta en nota del 8 de mayo: (3)
“¿Qué podríamos temer teniendo al frente a su digno jefe Don Manuel Belgrano? Nada : su nombre era pronunciado con respeto hasta por nuestros mismos contrarios; Montevideo, que en sus papeles públicos tantas veces le había publicado derrotado y preso por los paraguayos, confesaba tácitamente que no podía soportar sin susto su cercanía, los portugueses le respetaban; el Paraguay le temía: nuestras tropas tenían puestas su confianza y este numeroso vecindario descansaba en sus sabias disposiciones, con tanto mayor gusto cuanto que habíamos empezado a sentir sus favorables resultados… Su presencia es uno de los objetos más interesantes y lo manifestaban en nota de la misma fecha, dirigida a la Junta:
“Los oficiales del ejército patriótico… hacemos presente que es muy precisa la persona del señor vocal Manuel Belgrano, a quien consideramos los necesarios conocimientos para terminar la cuestión de los enemigos de la patria y del bien común. Nuestros contrarios le temen y le quieren por su rectitud”. (4)
Las intrigas políticas hicieron que Belgrano tuviera que abandonar la Banda Oriental y se dirigiera a Buenos Aires en mayo de 1811 para ser sometido a proceso por su actuación en la Campaña al Paraguay, del que salió absuelto en agosto de ese mismo año.
- Instituto Nacional Belgraniano, General Belgrano. Apuntes biográficos. 2da. edición . Buenos Aires, 1996, p. 47.
- Instituto Nacional Belgraniano, General Belgrano. Apuntes biográficos, op. cit., p 47
- Instituto Nacional Belgraniano, General Belgrano. Apuntes biográficos, op. cit., p. 51.
- Instituto Nacional Belgraniano, General Belgrano. Apuntes biográficos, op. cit., p. 53.