Reclamos del Doctor San Sulivan
Juan o Julián Sulivan, nombre con el que aparece indistintamente este médico, era irlandés, y se presentaba en varios escritos como “Profesor de Medicina y Cirugía” en Buenos Aires. Su diploma según su testimonio era del Colegio Real de Cirujanos de Londres, y el certificado del presidente de Medicina del Colegio de Dublín, calificándolo apto para el grado de Doctor en Medicina y confirmado por su práctica en la ciudad de Buenos Aires. Pese a ello, debió rendir un examen que según sus palabras, el contenido del mismo eran “…los aforismos ridículos de Hipócrates, y las teorías bárbaras de la antigüedad”. Al no poder rendir bien este examen, se le reconoció solamente el título de Profesor de Cirugía, sin reconocerlo como Profesor de Medicina. (1)
El doctor Sulivan en 1821, inició un juicio por cobro de haberes contra la testamentaría del general Belgrano. Este expediente estaba encabezado por una carta de Domingo Estanislao Belgrano, hermano y albacea del general, a Juan Sulivan, diciéndole en ella: “Que interín que pueda hacer más” se sirva aceptar como recuerdo del general, una escribanía taquigráfica que fuera de Belgrano”. La cuenta que pasó Sulivan ascendía a un total de 305 pesos y 4 reales. Es necesario puntualizar que los pesos de esa época eran pesos oro, por lo cual su valor era mucho mayor que los pesos actuales. El discriminaba esta deuda en la siguiente forma: 71 medias juntas con el Dr. Redhead: 142 pesos; 71 visitas a 4 reales, 35 pesos y 4 reales; 7 juntas con varios facultativos: 28 pesos; disección del cadáver de Belgrano en el Convento de Santo Domingo por encargo del hermano de Belgrano, y descripción de lo que presentó en la disección: 100 pesos. (2)
La asistencia a Belgrano por Sulivan comenzó el 10 de abril de 1820. Domingo Estanislao Belgrano dijo no poder pagarle por el momento por carecer de fondos de la testamentaría, e hizo notar que las juntas (consultas) y medias juntas, nadie se las pidió, dado que él asistía como amigo como tantos otros médicos, y que en relación a la autopsia que éste le practicara a Belgrano, esta no fue solicitada por él, por lo tanto debía reclamarle el dinero a la persona que la había solicitado, aclarando que consintió que ésta se realizara contra su voluntad. (3)
En otra parte del escrito pedía el hermano de Belgrano que antes de pagar a Sulivan, se verificase su título en el Instituto Médico Militar o bien en el Tribunal de Medicina, y que éstos fueran los que dictaminaran lo que se debía pagar. La contestación del Tribunal de Medicina, firmada por Francisco Antonio Fernández y Francisco Rivero el 17 de mayo de 1822, manifestaba que sólo estaba matriculado en ese Tribunal por Profesor de Cirugía, pero como él asistiera al general Belgrano, ejerciendo la facultad de Medicina, a presencia del Tribunal de Protomedicato, sin que éste manifestase oposición alguna, y por el contrario, lo consintiese, juzgaba que debía pagársele el honorario que reclamaba. (4)
Una carta de Domingo Belgrano resulta muy esclarecedora en relación a este tema: (5)
“…Además de que ¿por que no dice, y prueba Sulivan quien lo llamó para asistir al general? y quien le pidió esas medias juntas? Si fue el Dr. Redrechard (sic) como parece de la copia presentada por Sulivan, bien podía repetir contra el mismo Redrechard, pues este fue sobradamente pagado con mas de tres mil pesos que exigió (se le habían entregado también muebles y alhajas por valor aproximado a los tres mil pesos), y se le pagaron a pesar de haber sido mantenido, y costeado, y dicho que venía solo por amistad. Lo cierto que Sulivan iba a visitar al Dr. Redrechard, como a mis hermanos, quien además se veía favorecido de visitas diarias de casi todos los médicos del pueblo, quienes al pensar como Sulivan cobrarían también sus visitas…”
También admite que solía divertir al general Belgrano el doctor Sulivan tocando el clave varias veces en las visitas que le hacía, lo que seguramente lo consolaría, y agregaba: “Lo sensible es que no fuese una cítara de David y una enfermedad como la de Saúl que acaso habríamos logrado no muriese: pero como deja á la amistad estas horas perdidas en acompañarle dejando en aquel tiempo atenciones que debían serle lucrativas, parece escusado dar nuevo valor á esta oficiosidad amistosa y digna de agradecerse”. (6)
- José Luis Molinari, Manuel Belgrano, sus enfermedades y sus médicos. En: REVISTA HISTORIA, T. III, Año V, junio-septiembre 1960, N 20. Colección Mayo Patrocinada por la Comisión Nacional de Homenaje al 150 Aniversario de la Revolución de Mayo, 1810’1960, p. 13.
- José Luis Molinari, op. cit., p. 137.
- José Luis Molinari, op.cit., p. 137.
- José Luis Molinari, op.cit., p. 137.
- José Luis Molinari, op.cit., p. 138.
- José Luis Molinari, op. cit., p. 150.